Ferreteros y centenarios, una historia de 117 años
España.- La ferretería Pacios sigue abriendo todos los días. Y ya van 117 años. Situada en los soportales de la Plaza del Grano de Mansilla de las Mulas, la puerta y el mostrador son de madera de nogal. Los mismos con los que el bisabuelo de los actuales dueños inauguró el negocio en 1898 para dar servicio a la entonces pujante comarca agrícola y ganadera que rodeaba la comercial localidad del Esla. «Ya no quedan negocios como nosotros», comenta Cecilio, orgulloso de mantener la tradición familiar en la cuarta generación junto con su hermano Luis. Este año es de aniversario para él, ya que cumple también 40 años al frente de la tienda.
Los Pacios han resistido contra viento y marea. Esta crisis, la Guerra Civil, la posguerra, el éxodo del campo a la ciudad… Han vivido en primera persona el discurrir de la zona por tres siglos, desde el XIX al XXI, desde que la ferretería quedara inscrita en el Registro de Atlas de Industria el 3 de noviembre de 1898 con el número de orden 1.393, tras el pago de 123,75 reales en conceptos tributarios.
El documento, rescatado y certificado por la directora del Archivo Provincial de León, cuelga enmarcado en una de las columnas para orgullo de la familia. Y es que el negocio ha ido cambiando y adaptándose a los tiempos. Ya no se venden aquellos aperos de antes ni aquellas herraduras que había que saber distinguir para vacas, asnos, mulas o caballos, entre otras cosas, porque apenas queda ganado en la zona, pero sí otras necesidades para los nuevos tiempos, como todo tipo de cosas para la cocina o el jardín. «Yo aún las recuerdo. Tenían números, como los zapatos para nosotros», comenta Cecilio. «Las de caballar eran más anchas. A las de vacuno se les llamaba callos y había callo liso y callo de llave…».
Hace siete años, en 2008, el secretario de la Cámara de Comercio, Antonio Miguel Díez Carro, recopiló las empresas más antiguas de la provincia de León coincidiendo con el centenario de la institución. Algunas ya han desaparecido, como la agencia Cantalapiedra, en la Calle Ancha. Otras se tambalean, como la Hullera Vasco Leonesa. En total son una veintena: Almacenes Bodelón de Ponferrada; Villarejo; Armería Castro; el balneario de Caldas de Luna; el bar Truchero de Palanquinos; el Banco de Bilbao; el café Victoria; Caja España (antes Caja León); Cubelos de Ponferrada; el Colegio Leonés; confitería Ferrero, de Bembibre; el Diario de León; embutidos Rodríguez; las farmacias Mata Espeso y Merino; ferretería Silva, de Ponferrada; Almacenes Pablos y el grupo Viloria completan la lista. «Siempre ha estado en explotación por la misma familia y en el mismo lugar, la plaza del Grano, 7 de Mansilla de las Mulas», remarca el recopilatorio sobre los Pacios. Alguno más hay, como casa Benito.
El bisabuelo Juan compatibilizó el negocio con la labranza para sacar adelante a sus nueve hijos. Y el abuelo, que se llamaba Cecilio, aún conservó parte de agricultura, además de atender una parada de sementales que tenía.
El padre de los actuales dueños, Luis, ya se dedicó por entero a la ferretería, aunque murió joven, con 52 años, en 1975, lo que provocó que el traspaso a los actuales dueños fuera de un día para otro. «Yo estaba estudiando Derecho en Valladolid y me tuve que venir con 19 años y mi hermano, que era más pequeño, también se puso a trabajar al poco tiempo», comenta Cecilio, que después logró terminar la carrera, aunque nunca haya ejercido. Y también su hermano acabó ingeniero técnico agrícola.
Los chinos, las grandes cadenas de bricolaje… Los frentes de la competencia son hoy nuevos y muchos más, pero ninguno como la despoblación de la zona. «Según muere la gente, se cierra una casa», se lamenta Cecilio. «Antes todo el mundo tenía seis o siete vacas, tierras que atender… Era un goteo continuo. El que no venía por una carretilla, quería una cadena». Recuerda también Cecilio los ronzales o aquellas trabas para que los caballos o las vacas no salieran en estampida. «Eran unas cadenas que se ataban a las patas. Podían caminar, pero no correr». Aunque hoy han cambiado las costumbres, y hasta la forma de vivir en el campo, aún en Pacios se pueden encontrar madreñas, forcas, cencerros…
La ferretería también ha tenido siempre cristalería, desde el bisabuelo, que es otra fuente importante de negocio. Hoy, tanto o más que herramientas, lo que pesa es el menaje, añade Cecilio. Desde cazuelas a cucharas, hule para las mesas…. aunque los Pacios mantienen una amplio muestrario de lo que siempre han sido las ferreterías: tornillería, cerrajería… «Recuerdo también la época en la que venían tantos asturianos a Mansilla. Eran muy aficionados a llevar algo para regalar», añade.
Las puntas al peso son la seña de identidad del negocio. Ha pasado de padres a hijos desde el bisabuelo. La balanza, las pesas y un amplio muestrario de distintos tamaños siguen en el mostrador, en ese mostrador de nogal con la madera fina y brillante de tanto poner encima, envolver o cobrar, antes en pesetas, ahora en euros. «Aún viene mucha gente y te pide tres de éstas, cuatro de aquellas….».
Los secretos del negocio para los Pacios son la atención y la calidad. «Hay que tener una marca de primera y una regular, pero nunca una mala», comenta Cecilio. Los actuales dueños tienen cuerda para rato, pero la pregunta es inevitable. ¿Habrá quinta generación? «Descendientes hay, y posibilidades, también». Y ahí lo deja.
Fuente: http://www.diariodeleon.es