Decoración: lo hermoso y lo práctico
Si lo bello no es al mismo tiempo funcional no vale de mucho hoy. Hay que tener estas dos combinaciones para conquistar a los clientes actuales. La decoración de interiores es tan antigua como la civilización misma. Sólo hay que ver y asombrarse hoy con los animales y figuras que hace 15 mil años pintaron los hombres primitivos que habitaban las cuevas de Altamira en Cantabria, España, o en las de Lascaux, Francia.
Los techos y paredes de la cueva española incluyen 70 grabados sobre roca y unas cien figuras de bisontes, ciervos, caballos y jabalíes con unos colores sorprendentemente bellos y firmes.
En el Egipto de los faraones, las casas más sencillas, de barro y ladrillo, eran decoradas con una capa de cal que recubría las paredes (hoy aún se hace en muchos países) y en las casas de clases más altas se utilizaba el color y los dibujos en las paredes.
En la Grecia antigua, la simetría y sencillez de su arquitectura dejaba poco margen a la decoración, pero los palacios griegos, y luego los romanos, estaban decorados con atrevidos colores y delicadas esculturas. Francia e Italia, luego del Renacimiento, marcaron el camino a seguir en Europa.
Dando un salto cósmico, y ubicándonos en EU, hoy en materia de decoración nadie tiene la última palabra, pues se trata de un mundo muy variable, competitivo, sujeto a muchas influencias y gustos, dicen los especialistas.
Pero sí hay tendencias que se convierten en pautas a seguir, que evolucionan en forma muy dinámica y explican que en la época de la internet y los viajes espaciales la decoración interior va formando un híbrido con lo funcional, al tiempo que adquiere un sello más personalizado.
«En cuanto a lo más novedoso en la decoración de interiores, lo que hemos notado es realmente una tendencia a personalizar los espacios, de manera que las necesidades de función se unen a la moda», dijo a La Opinión Antonia Bañuelos, ejecutiva de Ikea, el gigante sueco de artículos y muebles para el hogar que opera hace años en EU.
Lo mismo opinan los expertos de The Home Depot. Para ellos, algo que expresa la fusión de la belleza con lo práctico es que los consumidores ya saben que los colores oscuros dan la impresión de que una habitación es más pequeña de lo que realmente es, mientras que los claros la «agrandan». Esto, que es una ley óptica, antes no se tenía en cuenta.
A esto los especialistas de la compañía Behr ponen como ejemplo que si hay un pasillo con poca luz natural, las paredes y el techo se deben pintar de blanco.
Otra expresión de pragmatismo, según los decoradores de The Home Depot, es que en una sala de estar los muebles deben estar dispuestos de forma que la conversación no sea interrumpida por el paso de la gente.
En tanto, en Ikea explican que los butacones o sofás que hacen esquina son ideales para crear «unidades aisladas» del resto de la sala, para que la charla sea íntima y recomiendan que el espacio para pasar de una habitación tenga al menos tres pies de ancho.
Por otra parte, la iluminación ahora es parte de la decoración, Algunos diseñadores dicen que es bueno destacar sólo los puntos «fuertes» de la habitación. Otros, como Jim McCarthy, de la firma Cooper Lighting, afirman que «las posibilidades que ofrecen las luces insertadas en el techo son infinitas».
En este debate, Al Thomas, de la compañía Seattle Lighting Design, en forma salomónica le da un poco la razón a todos y señala que en una misma casa la luz puede provenir de varias fuentes diferentes: artefactos de pared, colgantes o lámparas.
«Todas disipan la oscuridad, agregan calidez y proporcionan la capa fundamental de luz a una habitación», destaca Thomas.
Con respecto a los muebles, los gustos son infinitos, pero los decoradores los agrupan en cinco estilos básicos: rústico, tradicional, contemporáneo, campestre y ecléctico. Este último es una mezcla de muebles y piezas de varios estilos, orígenes y períodos históricos.
En EU, una innovación sorprendente, propia de estos tiempos de rayos láser es la high tech, en la que objetos industriales son el centro de la decoración, pero también siguen vivas las influencias del op art y el pop art, en especial sus formas geométricas de color, y también están tomando un segundo aire el art nouveau y el art déco.
En fin, hay consenso entre los diseñadores en que no hay reglas fijas en la decoración, pero todos coinciden en que lo bello por sí solo no vale de nada si no es funcional, como señala Bañuelos.
Esto marca la diferencia entre lo que se hace hoy y lo que ordenó hacer el rey Luis XIV de Francia en el fastuoso Palacio de Versalles, o las filigranas en oro de los decoradores italianos que dieron rienda suelta al barroco ruso en el Palacio de Invierno de los zares, en San Petersburgo.