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Ferretería y Construcción

Evangelina Vega

El corredor de su casa es una extensión de la ferretería. Pero eso no le incomoda a Evangelina Vega, quien se ha acostumbrado a compartir su vida familiar con la Ferretería El Labrador. Su casa queda justo detrás de la ferretería, lo cual es muy conveniente para ella, dado que su tiempo debe distribuirlo entre las ocupaciones del negocio y las del hogar. Créditos, pagos, cuentas, proveedores, compras, cheques, sistema de cómputo, salarios, recursos humanos, son algunas de las ocupaciones de esta Máster en Administración de Empresas, quien además de asegurarse de que todo marche bien en la Ferretería y Depósito El Labrador en San Isidro de Heredia, se las ingenia para atender a su familia. »Faltando un cuarto para las 11 les digo lo siento porque ahora entro en funciones de cocinera, y me voy para la casa a preparar el almuerzo, a veces estoy haciendo arroz y contestando el teléfono, porque algún proveedor me llama». Vega reconoce que no siempre lo logra, pues asegura que varias veces se le ha quemado el almuerzo por atender algún asunto que surge en la ferretería. Con este ritmo lleva ya nueve años, tiempo que hace que se incorporó a la ferretería que inició su esposo. Anteriormente, trabajaba para el I.N.A., pero conforme creció el negocio familiar, cada vez fue más necesario su apoyo y ahora es el alma de la ferretería. Vega asegura que le cuesta mucho delegar, y que muchas cosas prefiere hacerlas ella misma. Por ejemplo, hace las compras en subasta, luego espera a que ingrese la mercadería, la recibe, la chequea y después la marca. »No es que quiera la perfección, pero me gustan las cosas bien hechas», asegura. Si bien su paso por la universidad, donde obtuvo el MBA, le enseñó mucho de teoría, lo cierto es que su carácter empresarial lo forjó a costa de experiencia. Responsabilidad precoz Ha trabajado desde que tiene nueve años en pulperías alistando pedidos para clientes, y después en supermercados. »Trabajé con un señor que me enseñó a ser responsable, y a él le agradezco que hoy me pueda desenvolver en mi negocio». Ella dice que lo que más cuesta en este sector es encontrar buenos empleados, gente honrada y con ganas de trabajar. Por ello, cuando los encuentra hace lo posible por mantenerlos contentos y motivados, pero los incentivos para los dependientes no son económicos. Vega considera que la comisión en ventas es un arma de doble filo, pues si bien es cierto motiva al vendedor también produce otros problemas. »Es un caos, con tal de ganar comisión atienden mal a una persona y corren a atender a la otra. Yo no quiero eso en el negocio, aquí tenemos que atender bien a todos». Esta administradora acude a otros recursos para motivar a su personal. »Ellos saben que pueden contar conmigo, ya sea para un permiso, somos muy flexibles, o bien si se trata de la parte económica». Ella asegura que siempre busca motivar a sus empleados para que den un buen servicio al cliente, y les inculca la mentalidad de que no trabajen por un salario, porque todos dependen de los clientes. »Si yo quiero dar un servicio de calidad y competitivo en el mercado, tengo que brindarle todo lo que el cliente quiere, pero si por un error de un empleado le quedo mal a un cliente, y este se va, entonces perdemos todos». Con una energía que contagia a los que la rodean, Evangelina Vega es el corazón de la Ferretería y Depósito El Labrador.