Ferreterías argentinas se reinventan y le apuestan a las mujeres
Los tiempos cambian y pocas cosas parecen responder a cuestiones de género; las ferreterías, uno de los rubros comerciales que hasta hace un tiempo eran dominios exclusivos de los hombres, hoy parece haber comenzado su acelerado proceso de transformación. Actualmente, cuatro de cada diez mujeres visitan a este tipo de comercios y según los especialistas esta es una tendencia que continúa en aumento.
La Cámara de Ferreterías y afines de la República Argentina (Cafara) afirma que la brecha entre varones y mujeres que visitan estos comercios se achica cada vez más. «La diversificación de las tareas dentro y fuera del hogar y el crecimiento de la cantidad de mujeres responsables de mantenerlo, las llevaron a explorar tareas antes desconocidas y negocios que les proveen los materiales necesarios. Por este motivo, ya se observan algunos cambios en los hábitos y costumbres en este tipo de comercios», afirma Mariana Ribero, que junto con su hermano, cuentan con una trayectoria en el rubro de más de una década.
Actualmente se estima que las amas de casa destinan entre tres y cuatro horas diarias a realizar este tipo de prácticas en su propiedad, «mientras que aquellas que trabajan lo hacen durante el fin de semana. Otro dato revelador es que en los cursos vinculados con el mantenimiento del hogar cuentan cada vez con más con mujeres. «Las tareas en las que más se involucran las mujeres son: arreglos vinculados con la iluminación, resolución de inconvenientes de plomería básica, jardinería, reparaciones en maderas y metales, diseño y decoración», afirma Beatriz Cabrera, vocera y dueña de la Ferretería Tormi, con 45 años de historia en el sector.
Como consumidoras, las mujeres son consideradas grandes aliadas del rubro ferretero. Por un lado, a diferencia de los varones, suelen llevarse más productos que los que estrictamente fueron a buscar, ya que piensan en otras necesidades que pueden surgir en el hogar o en reparaciones y arreglos que podrían realizar en el mediano y largo plazo. En ese sentido, las ferreterías barriales fomentaron estas prácticas al incluir en su oferta otros productos de bazar o artísticos. «Las mujeres, por lo general comienzan a ir porque están solas y deben hacer arreglos en sus casas o simplemente porque han incursionado en el rubro de la mano del trabajo manual», comenta Cabrera.
«Mientras tanto, el crecimiento del trabajo manual llevó a que los ferreteros impulsen la tendencia del hágalo usted mismo, que aumenta en paralelo con los problemas económicos: la necesidad de reparar, mejorar o mantener el hogar por cuenta propia, sin recurrir a un profesional», concluye Ribero.
Fuente: www.lanacion.com.ar
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