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Capacitación

Grandes de ferretería mandan a sus ejecutivos jóvenes a empacar, vender y cargar camiones

En Sodimac establecieron una estrategia en la que todos sus empleados deben saber de todo y estar listos para cuando les toque integrarse a otras labores. Los programas de trainee son modalidades de inducción laboral que han cobrado cada vez más aprobación como mecanismo de adiestramiento.

Uno de los comentarios que atormentaron por años a los ejecutivos de Sodimac es aquel que decía que los empleados de las tiendas trabajaban para que los de la administración cobraran.

Hasta que, un buen día, el gerente de Recursos Humanos de la firma, Sergio Dittborn, articuló un notable plan: tomó al gerente de Finanzas y lo mandó sin que nadie se percatara a trabajar por cuatro días a la tienda de Coihaique. Y, como contrapartida, se trajo a un empleado de la tienda de Temuco y le pidió que se hiciera cargo de la sección de autorización de créditos telefónicos, en Santiago.

Ambos fueron seguidos todo el tiempo por un empleado que cargaba una pequeña cámara de video y que iba tomando registro de cada acierto y percance.

Luego de los cuatro días de enroque, ambos se declaraban extenuados y convencidos de que, tanto en las tiendas como en la administración central, los empleados están sometidos a un duro trabajo.

Los videos fueron exhibidos ante los ejecutivos de la empresa y el comentario fue uno solo: había que aprender a valorar de forma distinta el trabajo de los empleados, independientemente del lugar que ocupasen en la escala jerárquica.

En este caso, se trató de romper un mito que le hacía mal a la organización. Pero en otros, se trata simplemente de «inducir» a todos los ejecutivos que se integran a la organización, sometiéndolos a un programa de trainee que les permite conocer las tareas clave de la firma durante varias semanas, desde venta en tiendas, despacho de bodegas, carga de camiones, créditos, etc.

Principales metas

Los programas de entrenamiento que se implementaron primero en Jumbo, Líder y Sodimac, entre otras, son modalidades que cobran cada vez más aprobación.

Se valora el trabajo de la gente que atiende público, se identifican ripios y salen ideas para mejorar procesos. «Ningún jefe que haya hecho el Trainee se atrevería a quejar de los empleados que se toman su hora de descanso», dice Dittborn.

Ésa es una de las principales metas de los trainees, pues al participar de la cadena productiva se identifica y aprecia el aporte de cada uno de los miembros del equipo, lo que sólo se logra poniéndose en sus zapatos.

Cristobal Murillo (Ingeniero Comercial, Universidad de los Andes, 28 años) pasó por el programa de entrenamiento de Jumbo. En su caso, se trató de seis meses de duro trabajo de aprendizaje.

Éxitos y fracasos

«Más de la mitad de los que partieron se fueron antes de terminar. A mí me tocó trabajar en la caja, cortando quesos, disfrazado con una bata blanca, y también ayudé en la carnicería metiendo la carne adentro de las bolsas. Como no tenía experiencia, una vez me pegué con una bandeja en la cabeza y me tuvieron que sacar en silla de ruedas. Pese a todo, aprendí mucho sobre el esfuerzo que hace la gente que trabaja en la tienda».

Distinta fue la experiencia de Rodrigo. Ocupará una de las gerencias de una cadena de retail y está terminando sus dos semanas de entrenamiento. Está convencido de que nada de lo que ha vivido estos días le servirá y que, al contrario, tanto la gente que trabaja en las tiendas como los clientes pierden rápidamente la paciencia con los aprendices.

«No sé nada de tornillos y cada vez que no podía dar respuesta a un cliente, se enojaban… uno me dijo no servís pa» na (sic)».