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Capacitación

Las 3 peores preguntas que se le pueden hacer a un ferretero

Existen muchas preguntas que se deberían hacer a un ferretero y éste debería saber su repuesta. De ello depende su actividad. Pero en la gran mayoría de los casos no hay respuesta por parte del ferretero, por lo que no puede actuar por falta de conocimiento de los problemas. Esto nos lo revela Antonio Valls, Consultor Internacional en Ferretería, a través del sitio: www.cdecomunicacion.es

Entre esas muchas preguntas que se debe plantear un ferretero y de las que debería saber la respuesta, he seleccionado estas tres:

  • ¿Sabe si gana o pierde en su ferretería?
  • ¿Sabe la cantidad y el valor de su inventario?
  • ¿Sabe lo que tiene que hacer para mejorar su ferretería?

De estas preguntas es necesario tener una respuesta y aplicarla en beneficio de la actividad. Lamentablemente no es así: la gran mayoría de ferreteros solo ven que facturan, pero esto no es la base de la actividad. El esfuerzo que se realiza, tanto en horas de trabajo como en riesgo que asume al invertir dinero, debe generar beneficio.

Saber contestar a estas preguntas es simple, pero uno de los mayores problemas que existe es el miedo a conocer la verdad de nuestra situación.

¿Sabe si gana o pierde en su ferretería?

Un caso muy común en el sector ferretero es la falta de conocimiento sobre si se gana o se pierde. Personalmente, cuando planteo esta pregunta, un porcentaje muy elevado de los clientes de consultoría contestan que van bien porque pueden pagar sus compromisos económicos con los proveedores, los salarios y los impuestos. Pero si se sigue preguntado, si se quiere conocer el beneficio neto una vez se ha pagado todo lo que se ha podido, no se sabe; tienen mucho stock y el dinero está ahí parado.

¿Sabe la cantidad y el valor de su inventario?

Una cosa es lo que se expresa en números, ya que el papel lo aguanta todo, y otra la terrible realidad. Para saber si se gana o no en una ferretería hay que conocer la cantidad de stock que tenemos, su valor y su estado (por si son vendibles o no). No contestar a la pregunta de ¿sabe la cantidad y el valor de su inventario? no es la solución. Porque nunca podremos saber con seguridad la respuesta a la primera gran pregunta de ‘¿sabe si gana o pierde en su ferretería?’ al contar con datos totalmente inciertos e inseguros.

En los cierres anuales, cuando hay que liquidar impuestos o cualquier cierre contable, el asesor fiscal tiene los apuntes contables proporcionándole unos números muy lejos de la realidad, pero esto ya nos va bien, al aplicarse por norma general la fórmula de “si no sé, no me preocupa”. Saber es poder y nos da la oportunidad de actuar cuando lo necesitamos.

Si seguimos insistiendo en la pregunta de conocer los stocks e inventarios, el ferretero siempre chuta el balón hacia adelante, comentando que en un fin de semana se pone a contarlo todo. Y puede ser que sea cierto, pero empieza a las 8:00 h de la mañana y al cabo de una hora ya ha dejado de hacerlo, al no saber qué hacer y cómo gestionarlo.

¿Sabe lo que tiene que hacer para mejorar su negocio?

Aquí viene la tercera gran pregunta: ¿Sabe lo que tiene que hacer para mejorar su negocio? Está claro que una gran mayoría sí, pero no saben cómo hacerlo ni por dónde comenzar. El día a día de la actividad es muy estresante, cansa y desgasta muchísimo.

El ferretero tendría que ser de acero, nunca mejor dicho, para aguantar la presión constante y el desgaste que significa estar al frente de una ferretería; solucionar consultas de los clientes, problemas de entregas de pedidos, meses en los que no se consiguen los objetivos de venta, personal que hace falta y no se encuentra el adecuado, cansancio personal y problemas familiares derivados del exceso de trabajo, largas jornadas laborales (si no viene un empleado por enfermedad, por ejemplo, es el jefe que lo suple), etc.

La lista, como decía, es larguísima, pero no saber cómo hacerlo no lo soluciona. Hay, sin duda, soluciones a todos los problemas y, como siempre comento a todos mis clientes, para solucionar el problema no es necesario gastar dinero.

Lo más importante es saber si se necesita ayuda, porque uno mismo no podrá hacerlo y no cuenta con un plan de acción. Una gran parte de las acciones de mejora que se realizan en los establecimientos son espontáneos que surgen como una acción puntual y se quedan así.

Un ejemplo es el de pintar la fachada. Para ello se quita el rótulo antiguo y se pinta, pero luego, por falta de tiempo o ganas, no se vuelve a colocar el rótulo en su sitio. Este puede ser uno entre miles de casos de acciones inacabadas.

No quiero ser pesimista, pero debemos ser realistas y conocedores de la situación existente en muchas ferreterías. Parte de la situación de precariedad o de mal funcionamiento es culpa de la falta de voluntad de la propiedad para afrontar algo que es inevitable, conocer la realidad de la cantidad de stocks e inventario, lo que se gana o lo que se pierde y en qué, lo que hacemos para mejorar y por qué lo hacemos.



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