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Pintuco planea conquistar Latinoamérica

Colombia.- Si Colombia fuera una pared, los 26 millones de galones anuales que produce Pintuco y sus filiales alcanzarían para pintar cerca del 70 por ciento de los 1,14 millones de kilómetros cuadrados del territorio nacional.

Sí, literalmente esta compañía medular del Grupo Mundial pinta al país desde que la fundó en Medellín Germán Saldarriaga del Valle con su hijo Alberto, bajo el nombre de Compañía de Pinturas de Colombia, por allá en 1945, en alianza con la multinacional Pinturas Grace.

Era la primera compañía de su tipo en el país. A punta de perseverancia y calidad comenzó a convencer a los colombianos de que las pinturas locales eran iguales o mejores que las importadas que dominaban el mercado y que estaban a precios altos.

Para 1956, Pintuco ya era una empresa ciento por ciento nacional y bajo la sombrilla de la Cacharrería Mundial comenzó a conquistar galón a galón un mercado nacional del que hoy tiene el 34 por ciento con más de ocho millones de clientes en el país.

Volviendo cada necesidad una oportunidad para crecer, en 1967 los fundadores de Pintuco crean Prodenvases, como solución para el envasado de los productos de Pintuco y un año después abre Andercol, especializada en productos químicos para la industria, incluida la de pinturas.

Con el paso del tiempo, el óvalo amarillo de Pintuco conquistó las estanterías de ferreterías de todo el país, al tiempo que el “El color de la calidad” se convertía en un sello publicitario que hacía carrera como parte de una de las marcas más recordadas por los colombianos.

Desde la planta que estuvo ubicada hasta 2007 en la avenida El Poblado con la calle 30, donde hoy queda un centro comercial, Pintuco sacó la paleta no solo para colorear interiores y exteriores, sino para abrirse paso entre el mercado de constructores y clientes con necesidades específicas para distintas industrias.

Un presente continuo
Hoy son más de 8.000 referencias las que componen el portafolio de Pintuco. Mucho se conoce de su línea decorativa, pero no así de los silenciosos avances propios en tecnología e innovación que terminan llevando los colores de la empresa a todas partes.

Con sus productos se pintan desde cascos de los buques, tanques de las petroleras, tapas de la botellas de cerveza, pasando por estaciones del metro de Medellín, montañas rusas, enlatados y hasta las líneas amarillas en el 70 por ciento de las vías del país.

Pero nada de eso sería posible sin una apuesta decidida por la innovación desde tiempos en que esa palabra no estaba de moda y ha sido la clave de éxito de Pintuco por años para mantenerse vigente por su valor agregado.

Lo que empezó, en la sede Medellín, como un laboratorio para reformular recetas de pinturas y mejorarlas acorde a las exigencias del mercado, hoy es un amplio complejo ubicado en la planta de Rionegro llamado Centro de Innovación Mundial, algo así como la “Nasa de Pintuco” con cuatro modernos laboratorios y más de 80 investigadores.

De allí es que han salido innovaciones como las pinturas antibacterial y antiadherente que son únicas en el mercado. También allí se cocinan las mejores ideas y se puede descubrir el ADN de todas las pinturas, las propias, las de la competencia y las adulteradas que buscan usurpar la marca.

Pero tecnología, innovación, penetración del mercado, solo son posibles por los 2.200 empleados que tiene Pintuco, sumando todas sus plantas y filiales en 11 países.

Al hablar con algunos de ellos en la planta de Rionegro, una de las más modernas del mundo en la fabricación de pinturas y recubrimientos, se advierte que cada uno está jugado para que Pintuco siga fiel a una calidad que cuidan con filigrana en cada eslabón de del complejo proceso que hay detrás de un galón de pintura.

Quizá sea esa conciencia de trabajo en equipo la que ha permitido que Pintuco trascienda fronteras y no se detenga. Después de una ambiciosa expansión con la compra del Grupo Kativo, no solo es líder en Colombia, también lo es en Centroamérica y ocupa el segundo lugar en Ecuador y Venezuela. El principal negocio del Grupo Mundial factura al año 570 millones de dólares y ha mantenido un crecimiento promedio de 14 por ciento en los últimos cinco años.

Pero como “el color de la calidad” no tiene límites, ahora el objetivo de esa compañía que empezó como una pequeña industria hace 67 años en Medellín es llegar con sus galones también a pintar el territorio de Brasil y de Perú.

Fuente: http://www.elcolombiano.com



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